Ya hemos hecho balance del año 2010, nos hemos comido el turrón y las uvas y nos hemos deseado miles de cosas buenas. Se acabó.
Hoy es día 2, la vida vuelve a la normalidad, a la rutina y al orden. Bendita sea la rutina, el ritmo y los deberes... Existe para mí una paz interior profundamente ligada a las pequeñas cosas: los rituales cotidianos, las palabras pronunciadas, el marcar de las horas. Y, dentro de esta rutina, dejo lugar a la improvisación. Sin embargo, el caos alimenticio, afectivo y de horarios que se vive en estas fechas "tan entrañables" me causa estrés. Duermo mal, como mal, no me habito ni habito el espacio, me descoloco, me pierdo.
Hoy amaneció el día fantástico: sol, cielo azul con nubes lindas, paz y sensación de deber cumplido. Paseo por el monte, cantar de los pájaros y primer almendro en flor...
Ya, por fin, se fue el año e, igual que al 2009, lo hemos despedido como a un pariente cercano y algo pesado, al que se le acompaña a la puerta, con la obligación de seguir conversando otro rato más, por miedo a que se ofenda.
Y luego, uffff... ¡qué liberación!
Yo no haré pues balance del año pasado. Sólo lo recordaré, como suelo hacerlo con los demás por las cosas que aprendí:
Aprendí que la felicidad no es resultado de nada sino proceso cotidiano
Aprendí que el trabajo bien hecho nace de la cooperación y de la confianza
Aprendí que hay quienes viven del esfuerzo ajeno y pasan por la vida de rositas
Aprendí que no hay que tener miedo. A veces el miedo somos nosotr@s mism@s
Aprendí que para hacer bien el arroz, no hay que poner dos veces y media el volumen de agua
Aprendí que hay que desdramatizar las cosas y optar por el lado lúdico de la vida
Aprendí a no mover un dedo sin firmar un contrato previamente
Aprendí a aprender de cada cosa vivida, de cada rabieta, de cada risa y de cada atardecer
Aprendí que una es capaz de reinventarse cada día
Aprendí que las TICS no son solo una herramienta tecnológica
Aprendí que para dormir bien debo acostarme antes de las doce, aunque lea hasta las tres
Aprendí a desaprender
Aprendí que las palabras tienen más poder del que se les atribuye
Aprendí a mirar desde otras miradas
Aprendí que es falso que los días tengan 24h
Aprendí que los niños no son lo mío, pero que a algunos hasta se les puede querer ;-)
Aprendí a usar Mac.
Aprendí que Facebook no me quita intimidad
Aprendí que la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida
Aprendí que después de la tormenta, si estás en el lugar adecuado, sale el arco iris
Aprendí que argumentar con elegancia molesta más que descalificar
Aprendí a lidiar con algunos toros mansos y algunas vaquillas resabidas
Aprendí a poner cara de póker del 1 al 31 de diciembre
En cuanto al que viene, quiero:
Aprender a no decir que ya lo sabía -aunque efectivamente ya lo sabía ;-)
Aprender a trabajar con constancia y no solo bajo presión
Aprender a hacer pan
Aprender a desdramatizar y optar por el lado lúdico de la vida
Aprender a incorporar algunos conceptos de la slow food a mi quick life
Aprender a escuchar por enésima vez lo mismo sin tener ganas de dar un portazo
Aprender a negociar con asertividad
Aprender que hay que dejar a algunas personas en el camino
Aprender que la libertad de ser autónoma tiene un precio alto (y ser capaz de asumirlo)
Aprender que hay chantaje hasta en las relaciones de trabajo
Aprender a hablar en público sin sudar
Aprender a elegir mejor mis batallas
Aprender a desayunar sano
Aprender a andar al menos una hora al día
Aprender a pedir ayuda
Aprender a aprender
Ya está. Y si consigo la mitad al 31 de diciembre de 2011, me daré por satisfecha. Ah, por cierto, ¡el orden de los factores no altera el producto!